domingo, 4 de marzo de 2012

"FERIA DE LAS CIENCIAS-TERCER GRADO"


TERCERO "A"

La Telesecundaria 107 de San Roque,  como parte de sus actividades programadas en el PEE y con el propósito de estimular la iniciativa de sus alumnos en el área científica, desarrolla cada año una “Feria de las Ciencias”, donde cada grupo expone experimentos científicos a los otros grados.

TERCERO "B"

Esta actividad busca favorecer una participación  activa y flexible, donde los alumnos sean los principales actores de su aprendizaje, adquiriendo conocimientos, creando estrategias y procedimientos que les permitan aprender y generar experiencias significativas.                                   

TERCERO "C"

Además, se promueve el logro de destrezas, habilidades y conocimientos propios del quehacer científico , promoviendo el trabajo experimental y crítico, cuya base sea el Método Científico, convirtiéndose en un aporte para sus futuros aprendizajes.

TERCERO "D"

La selección de los trabajos está a cargo de los alumnos y cada proyecto es evaluado por los profesores de grado.  Para esto, los alumnos se organizan en equipo y entregan una ficha de experimento donde los criterios para presentarse en la Feria son: originalidad, aplicación del método científico, importancia teórica y práctica, dominio del Tema y presentación general.
En el pasado mes de Noviembre se realizó la “Feria de las Ciencias” correspondiente a los grupos de Tercer grado, poniendo énfasis en Química, la cual resultó todo un éxito. Felicidades maestros y alumnos.




1 comentario:

  1. Odio a los indiferentes. Creo que vivir es tomar partido. Quien verdaderamente vive no puede dejar de ser ciudadano ni de tomar posición. La indiferencia es abulia, es parasitismo, es cobardía, no es vida. Por eso, odio a los indiferentes. La indiferencia es el peso muerto de la historia. Es la bola de plomo para el innovador y la materia inerte en la cual frecuentemente se ahogan los entusiasmos más esplendorosos.
    La indiferencia actúa poderosamente en la historia. Actúa pasivamente, pero actúa. Es la fatalidad, es aquello con lo que no se puede contar, aquello que confunde los programas, que destruye los planes mejor construidos. Es la materia bruta que se rebela contra la inteligencia y la sofoca.
    Lo que ocurre, el mal que se abate sobre todos, no se debe tanto a la iniciativa de los pocos que actúan, como a la indiferencia de muchos. Lo que ocurre no ocurre tanto porque algunos lo quieran, sino porque la masa de los hombres abdica de su voluntad, deja de hacer, deja promulgar leyes que después solo la revuelta hará anular, deja subir al poder hombres que después sólo una sublevación podrá derrumbar.
    Los destinos de una época son manipulados de acuerdo con visiones restrictas, objetivos inmediatos, ambiciones y pasiones personales de pequeños grupos activos, y la masa de hombres lo ignora, porque no se preocupa. Por eso, odio a los indiferentes también por esto: porque me fastidian sus lamentos de eternos inocentes. Pido cuentas a cada uno de ellos; cómo han acometido la tarea que la vida les ha puesto y les pone diariamente, que han hecho, y especialmente, que no han hecho, y me siento en el derecho de ser inexorable y en la obligación de no derrochar mi piedad, de no compartir con ellos mis lágrimas.
    Vivo, soy militante. Siento ya en la consciencia de los de mi partido el pulso de la actividad de la ciudad futura que los de mi partido están construyendo. En ella, la cadena social no gravita sobre unos pocos; nada de cuanto en ella sucede es por azar ni producto de la fatalidad, sino obra inteligente de los ciudadanos. Nadie en ella está mirando desde la ventana el sacrificio y la sangría de los pocos. Vivo, soy militante. Por eso odio a quien no toma partido. ¡Odio a los indiferentes!”.

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